De magnetismo se carga.
Entre las mentes se cuelan.
De la voluntad se apropian,
abduciendo sus esencias.
Las embrujadas cabezas,
se libran de sus certezas.
Y se abandonan sin freno,
a fantasías etéreas.
Rompe el hechizo la noche.
Imanta las voluntades.
Se diluyen las verdades,
y brillan las vanidades.
Se van reuniendo las brujas.
Mientras la Luna de sangre,
va alumbrando el aquelarre.
Y los olores a brasas,
se funden con el paisaje
El viento rancio se torna,
de los ecos del pasado.
Y danzan los maleficios,
junto a los cuerpos desnudos,
que brillantes como espejos,
inician sus negros cánticos.
Comienzan las letanías.
Lenguas muertas ancestrales.
Machaconamente sórdidas,
Originales y audaces.
Como voces antagónicas,
que rompieran el lenguaje.
Y en la noche de las lunas,
mientras que los soles yacen.
Se prodigan maldiciones,
y pócimas de amor se hacen.
Sometiendo a los humanos,
a duras pruebas de sangre.
Bailan las ladinas brujas,
llenando de magia el aire.
Y los magos se divierten,
con sus juegos malabares.
Con el humo de la hoguera,
piruetas las hadas hacen.
Escondidos entre los pliegues,
de su generosas carnes,
los gnomos saltan dichosos,
donde no les mira nadie.
A.L.
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