Pasos presurosos,
mirada fija al frente,
destino incierto,
nada diferente,
el hambre y la soledad
son sus compañeras,
las mismas de siempre.
Mirada triste
y a la vez indulgente,
busca sin saberlo
una oportunidad que llegue
a cambiar su presente.
Al techo estrellado
lo alumbra una lampara
en forma de cuarto menguante,
y el sueño llega
en cualquier parte
de ese, su hogar inmenso,
de nombre "la calle".
Su traje de piel
va pegado siempre al cuerpo
marcando sus huesos,
es la moda entre los de su clase.
Su canto es un gemido
que le sale desde el alma
o tal vez desde el vacío
de su panza.
Lleva un ángel tras sus ojos,
no puede esconderlo,
intenta voletar a verlo
y podrás comprobarlo,
está ahí, en esa avenida,
en ese parque, en ese pabellón,
en ese baldío, en ese panteón...
¿No lo ves?
ahí va corriendo,
persiguiendo un día un poco mejor
o tal vez huyendo de uno peor.
¿Sigues sin verlo?
ahí va muriendo
con cada minuto,
con cada día,
con cada acto inhumano,
con cada acto atroz...
JCEM