Dime adónde vamos, padre,
que la noche es larga y negra
y no se ven por la calle
ni los charcos ni las piedras
Dame la mano, hijo mío
no tengas miedo ni frío
que por muy larga que sea
la noche siempre termina
y las estrellas del cielo
se apagan con luz del día
Pero dime, padre, cuándo
llegaremos al destino
que mis pies andan buscando
un asiento y un alivio
Coge mi mano, hijo mío
no te canses del camino
Que si las piedras son piedras
es de no cambiar de sitio
mira las aves del cielo
cuánto mundo han conocido
Padre, ya no siento el aire
mi garganta está reseca
Dime por qué está tan lejos
el lugar donde me llevas
Deja que te coja, niño,
en mis brazos con cariño
Que la fuerza si no ayuda
es vil fango, más que fuego
juntos tú y yo, vida mía,
seremos como el acero
Padre ya me estoy durmiendo
con la nana de tus pasos
cuando alcancemos la meta
dame un beso y me levanto
Sueña, niño, cuanto quieras,
que la aurora se retrasa
y tenerte aquí en mi pecho
me alegra el fondo del alma
y me nace una sonrisa
que le da envidia hasta al alba