El teje corazones
Él enmienda antiguos errores.
Algunas llegan a él con leves contusiones,
otros completamente irreconocibles,
sus heridas reflejan las vulnerabilidades
que padecen aquellos valientes
que toman por al amor por cliente...
Le es bastante desconcertante
cuando llegan casos exangües;
a estos los asienta en una tina de agua bendita,
les lee odas de épocas, donde el amor no era de cólera,
les brinda cariño y por sus vidas ora,
hasta lograr que vallan desusando aquello que los acora.
Algunos son casos muy serios,
a estos no le queda más remedio
que montarlos en su burro por necios y por tercos.
Se los carcome el ego y aunque están copiosamente heridos,
sus egos no ceden y por ende, es moroso sanarles.
Él teje corazones así les llaman algunos,
va enmendando las razones que
mutilan nuestros espíritus.
Entrelazando enseñanzas con su dedal
para que sirvan de respuesta al preguntar.
No hay oración que lo apresure,
no hay perdón sin que él lo cure,
no hay lagrima que lo perturbe,
él va reponiendo corazones rotos
con hilos de entereza, de nobleza
y dedicada sutileza hasta que
vuelvan a latir con fortaleza.
El teje corazones impacientes,
ansiosos de ser reconocidos,
les enseña los tic-tac del reloj
para que en su soltería encuentren
en su timbre – su equilibrio.
Con cada hilacha, él logra cambiar
el color de dolorosos períodos de desamor.
Con cada hilacha traspasada – él logra
que esos corazones recuperen la ilusión.
Con un cortador va afilando heridas
va puliendo lágrimas de indiferencia
escarificando la memoria y regresarla
a su destinada gloria.
Su tienda siempre está llena,
apenas le da tiempo de disfrutar sus logros.
La demanda es siempre más grande
cuando el amor pasa a ser cosa cualquiera,
cuando juegan con sentimientos y a él le toca hilvanarlos.
¡Él no es un simple sastre, no vaya usted a faltarle!
Él usa todas las herramientas en su taller
para confeccionar y enmendar corazones
que llegan a su manos con mil desazones,
retornándolos con señales que evidencian
cuan profundas fueron esas huellas, más sin embargo
cada punzón del Señor Tiempo y su mano divina,
ha curado aquel corazón de tal medida..,
que vuelve a pompear lleno de amor - si alguien lo mira.
LeydisProse
11/02/2018
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