Debo soportar el silencio,
Así mi mente no recuerda que caído nuevamente en el exilio,
Internamente oíse de nuevo esa composición repetida,
Que asentí, había dejado de emitir su doloroso estribillo
En el que vuelve a lastimarme y su hiriente resueno, llega hasta mis entrañas,
Sin dejarme yacer o dar un efímero e insípido respiro.
Fallecen los días y se vuelve más inequívoco,
El canto infernal del delirio
Está comenzando a emanar entre todo éste desastre.
Finalmente no puedo lo seguir escondiendo,
Paralizada me encuentro
Cual sonar del violín me deleita
Mientras irresoluta pero paradójica
Dejo en plena certidumbre mis pétalos,
Dejandome inerme, enfermiza y desplegada.
Sin duda, las espinas una vez más me pesan