Al Señor de las Reformas,
Que al principio conquistó,
Y que al final fue Señor
De ladrones y de lobas;
Digno nieto de las hordas
De “dinosauria mansión”,
Donde Baal es su Dios
Y la impunidad su zona;
A ésos, la flaca enojada,
Los cargó de hediondas piedras,
Los llevó a su casa blanca,
Esa cárcel que no apresa,
Sólo entorpece las almas
Y destruye las conciencias…