De esa manera volvió la vida,
se estremecieron las palabras
y una brisa nueva me besó en la cara.
El alma sintió la ráfaga furiosa de la primavera,
que llegó gritando, dejando su caricia,
y hasta cerró los ojos de placer.
El sol salía y saludaba con fuerza,
las olas venían a la playa
desgranando una sinfonía en las resacas
que llenaban mis oídos
El corazón volvió a latir con fuerza,
y hasta el cuerpo se estremecía con pasión
al sentir el alma renovada.
Volví a vivir
y una sonrisa, temblorosa,
se posó tímidamente en mis labios.
sin darme cuenta.
Rafael Sánchez Ortega ©
19/10/18