alupego (Ángel L. Pérez)

CUANDO SALTEN LAS CADENAS

 

Libre quedó el pensamiento.
Antes preso en su concepto.
Sumido en el laberinto,
de preguntas y supuestos.
Encorsetado y ceñido.
Reprimido y circunspecto.
Solícito y preocupado,
en respetar los decretos.

Inicia el vuelo el gorrión.
Poniendo en juego su cuerpo.
Consciente de sus podéres.
limitaciones y miedos.
Sabedor de su aventura,
por los recónditos cielos.
No minimiza el poder,
de peligros y de encuentros.
Aún así los desafía.
Al frente pone su pecho.
Con mimo cuida sus crías.
Con pasión incuba el huevo.
Y va tejiendo la urdimbre,
que prepara con esmero.
Libre de mente y de cuerpo.

Fuerte viento que me azota.
Suave brisa que me mima.
Pensamientos que me encierran.
Y otros que me libran.
Sangre libre que recorre,
el corazón y las venas.
Latidos de libertad.
Que saltan vallas y cercas.

Torrente de ideas nuevas,
que empujan viejas ideas.
El corazón de la selva,
alberga mansos y fieras.
Dos naturalezas son,
Los dos predador y presa.
Y cada presa menor,
es predador de otra presa.
En inferior fortaleza.
No se resigna el felino.
A renunciar a su presa.
La presa tampoco cede,
al afán del predador.

Y en el juego de la vida.
En ese envite mortal.
Toma la rienda el caudal.
Y hace la mayor apuesta.

Cae en la trampa el animal.
Pero el humano se enreda,
en su propia realidad.
La invisible red que tejen,
coartando su libertad.
Y la propia insensatez.
Enredado en sus prejuicios.
Pierde el norte y el camino.
Y en su necio deambular.
Tropieza sin pestañear,
con probada tozudez.

Así, el Hombre va aceptando.
Sin apenas darse cuenta,
Cada vuelta del tornillo,
que reprime su conciencia.
Va perdiendo su legado.
Sus derechos se vulneran.
Y atado su pensamiento.
Ausente queda el acento,
de su propia condición.
Dando al traste la razón,
del propio conocimiento.

Cuando salten las cadenas.
Eslabón por eslabón.
Evitará la condena.
Será libre el pensamiento.
Y forjará su destino.
Dando sitio a la razón.
Y al cerebro el raciocinio.
A.L.
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