Ya ninguno existe más,
son estuches vacios,
los que deambulan por la ciudad,
son la cárcel más tórrida,
en la que fueron a parar,
pero ahora son libres,
libres para amar.
En las noches de estrellas benditas se puede ver
a una pareja caminar,
sin poderlo hacer,
solo se ve sus manos entrelazadas,
pues esa pareja es el amado
y ella su amada.