Puedo saborear los alimentos más exquisitos...
y sentir sus sabores en mi boca;
pero a menos que los envíe a mis intestinos,
pocos beneficios me provoca.
Pudiera leer la palabra de Dios constantemente,
y grabarlos en sí, en mi memoria,
Pero ,¿Leerlos solamente,
y con el pasar del tiempo, ser historia?
A menos pues, que lo practique,
puedo llegar a ser como una esponja,
que retiene agua sin que salpique,
hasta que con el tiempo se evapora.
La palabra de Jehová, es acción,
es actuar, es vivirla,
es como el líquido vital que llega al corazón,
y con la tinta de la acción, escribirla.
Autor:Bernardo Arzate Benítez