Es huidiza la noche
pero recién cogida
de luna pobre y mustia ternura
eclipsada por la incandescencia de sapos
delirantes refugios de sexo
emisarios de mujeres consonantes
y sonrisas insectívoras
de alegres vocaciones suicidas
que se lamen la piel
con sabor a parca
Es en el centro de la mirada
donde mi sangre de memoria infantil se tiene en pie
para asomarse a los remolinos del espejo
que cubren al azar tu espalda
Es ahí donde levita el signo
que sonroja nuestra existencia
de hojas otoñales
con el instinto fallido
y al alcance de cualquiera
viaje al otro lado del día
que es la isla más poblada