Las horas desgajadas del tiempo
sacuden las columnas
haciendo que las cúpulas
donde el tañer de las campanas
se embriagan con los rayos solares
se estremezcan de pavor floculante…
solo el aire que es sereno
acaricia todas las estructuras
y fluye repartiendo su frescor
sin temer que a causa de la sacudida
en pedazos se rompa el edificio.
Los fríos latigazos que laceran
rasgan abriendo las hendiduras
y los colgajos sangran agónicos
ante el estupor de los musgos
adheridos a las peñas
mientras los peces embobados
son devorados según su rango
se aleja perdiéndose en lontananza
la estridencia del navío en el que viaja
un legajo que contiene
los proyectos que no fueron emprendidos
las promesas que no fueron cumplidas
los nombres de los seres que se han querido…
Copyright © Rodolfo Dondero Rodo
02.11.17