Jordan Sanchez

Somos

Tallo tu nombre en la primera alba,
al primer color del día que nace
ya te pinte con el orgullo del corazón
sentado en el sol que acoge tu sonrisa,
mientras mi mano te hace señas
inventadas para tu mirada de miradas,
y los reflejos de luz me traen los pedacitos
irradiantes de tu espíritu distante.

Es como si quisiera construir un amor
nunca visto, lejos de la promesa dulce,
cerca de la acción exacta de tu bienestar.
Un amor tan tangible que nos atraviese
como un espectro en todo momento,
espectro eterno que vaga deseando
que tu risa vista mi oído con su melopea,
volviéndose como el eco de todas las risas,
como la voz de mi destino inevitable,
volviéndose la única risa, la toda-risa.

Exijo al viento tres cuartas partes del aire
que se llevó de tu misterioso y amado pecho.
Tus suspiros volcánicos que atraviesan el cosmos,
tus respiraciones francas de madre tierra,
palabras de tus labios, ciclón del sentir:
si vuelven a mí, devuelvo cada uno,
en dosis discretas, tramposamente
para tenerte cerca aún si la brisa nos separa.

De nadie somos y de nadie seremos,
habremos de levantarnos en vuelo inmenso
por el cielo que se ausenta cuando cerramos los ojos,
habremos de cruzar cada horizonte que cicatrice.
¿Habré yo de asumir esta realidad?
¿Habrás tú de asumir esa realidad?

Y si somos…
¿Qué somos, que seremos, que seríamos?

Seamos, sin preguntas.
Seamos si seremos.
No seamos, si no queremos.