¡Adiós, Hija!, ¡Cuídala!,
¡Chao, Hermanita!
La guitarra, la mariposa que se aleja,
la sombra tras la puerta,
cada instante se agota entre los árboles enloquecidos,
el canto nublado de cada hasta luego,
negación en cada gesto inolvidable,
¡Bendición, Mamá!
¡Dios te bendiga, Hija de mi alma!