- Queridos radios oyentes, en el parte de meteorología nos anuncia que para las próximas horas de mañana, tendremos una tormenta eléctrica que estará afectando toda la parte norte y sur de nuestra región
- Pero la buena noticia, es que hoy, en el día, tendremos temperaturas 15 grados C; un tanto agradables…
- Así que salgan, disfruten del sol, vayan al parque, salgan si pueden…
- Porque no durara mucho.
- Así estará señoras y señores el tiempo en los próximos días…
- Pues, continuamos con más música…
En la mañana de un 18 de febrero, René, viajó con sus padres a un poblado relativamente cerca de su ciudad, para conocer a una hermosa prima recién nacida; cuyo parentesco provenía de la parte del padre.
Para el ingenuo niño, era un viaje a lo desconocido, en el tren, se podía notar su inquietud por llegar; de conocer el campo y de chapaletear un poco en el fango…
-Mira papá, que árbol tan grande, y, mira, que rio más largo…
Una vez allí, en el pueblo, Leonor; una señora muy de ciudad, tenía un problema de adaptación, con el fuerte el sol, los mosquitos, el fango, y las otras características de un pueblo no civilizado.
Mientras que Fernando; en su rostro, el de un hombre que volvió a su hogar, luego de muchos años.
Y pues, René… él se veía muy contento.
Luego de tres días de festejo en familia, en la vieja radio se escucha del parte meteorológico:
-una fuerte tormenta eléctrica, debe azotar a la región en las próximas horas, por lo que el transporte va a estar algo afectado para algunos lugares, y se le aconseja a la población la región que se resguarden bien en sus viviendas…
Ya casi anocheciendo, se sentían un fuerte viento.
Y nuevamente las noticias de la radio:
- parece que la tormenta ha empezado.
- anoche tuvimos 178mm de lluvia.
- Fuertes vientos e inundaciones en algunas áreas, dejan a algunos habitantes incomunicados.
- Se Intentan restaurar el servicio de electricidad en varias áreas…
(…)
- ¿Qué pasa Fernando?, ¿porque todo esta oscuro acá...?
- ¿No te das cuenta Leonor?, ¡se fue la corriente!
- ¡Qué Infierno!, René, ¿te sientes mal?, ¡Tienes fiebre!. ¡Fernando, Rene está enfermo!
- ¡Tan solo es una fiebre mujer, voy a buscar algún medicamento para calmársela! Y mañana temprano, lo llevaremos al médico.
Y así quedaron dormido los tres en el sofá de la sala, toda la noche, mientras la tormenta a su paso, azotaba al lugar.
A la mañana siguiente, Rene, había empeorado, y, el tiempo empezaba a dar señales de mejoría. Así que, Fernando cargo a su hijo en sus brazos y salió corriendo, por todos los charcos de fango, hacia la clínica más cercana. A Leonor, que también le preocupaba la salud de su hijo, se le olvidaron sus costumbres civilizadas y siguió a su esposo de muchos años tras aquellas lagunas de fango.
En la clínica, en una camilla, acostado, estaba Rene; el médico, con cara de preocupación, le atiende, lo medica para calmar la fiebre, y luego sale a dar noticias a los dolientes.
- ¿Los padres del pequeño?
- ¡Si, somos nosotros doctor!,
René, había enfermado de malaria, o alguna otra enfermedad mortal de la época, y luego de noches, con secuelas de una fuerte tormenta y escasos recursos el niño trataba de sobrevivir.
A la noche siguiente, a la luz de una vela, con los pocos cuidados que podía ofrecer el médico de aquel lugar, en aquella clínica, frente a los ojos de sus padres, René dejo de respirar y tras varios intentos de reanimación, el médico lo dio por muerto.
Y como antes se creía, que era posible que muchas enfermedades se transmitiesen a través de los fallecidos, enterraron a toda prisa el cuerpo del niño, en la tumba de la familia de Fernando.
No paso mucho tiempo para que Leonor, no aguantase la pérdida de su hijo, y muriese, hecho que fue otro duro golpe para Fernando. Que decidió enterrarla junto a los restos de su hijo.
Al abrir el Panteón, para sorpresa de los presentes, un esqueleto cayó delante de ellos. Al parecer, el niño que había sido enterrada años antes, sólo había estado en un tipo de coma, o desmayo, por lo que cuando despertó, trató como pudo para salir del cofre que lo contenía, pero, pero simplemente no pudo mover la puerta del mausoleo de concreto y falleció de verdad.
Esa fue la conclusión que se pudo sacar tras el fatídico incidente por parte de los presentes que acompañaban a Fernando al entierro de su esposa.
Y en una de las paredes de dicha tumba, había garabatos disparatados, que se podían interpretar como: “Mama, Papa, Los quiero”.
Los restos del niño fueron enterrados de nuevo, y junto, los de su madre...