Mi vida está siempre cubierta de amor.
Es que... ¿ se podría vivir sin él ?
Seguro que no.
Existen distintas maneras de amar.
Amar a la naturaleza,
al cielo, con sus brillantes estrellas,
a los padres, a los hijos,
a los hermanos, a los amigos.
A Dios.
Cuando se tienen verdaderos sentimientos,
el amor en mí, en todo está.
No solo el de parejas.
Reconociendo que éste es uno de los más importantes
en todo ser.
Siempre se recuerda el primer amor.
Sucede que a veces, muchos tenemos
en nuestro haber,
más de uno, a través de los años.
Es así.
Simplemente así ocurre.
La fidelidad debe predominar
en el amor hacia la amada mujer
que se elige.
Pero... el haber tenido, entre tantos,
siempre existe uno que se recuerda
como el elegido del corazón.
Un amor que existió,
y no se cristalizó en el altar.
Bajo el juramento de amor eterno.
Un amor marcado a fuego... por siempre.
Era en su tiempo, un adolescente.
Por coincidencias de estudio,
el de la interpretación
en escuela de teatro, conocí a
una bella niña que flechó mi corazón.
Pasa el tiempo... dos años...
y sus padres la llevaron muy lejos...
Y allí, todo terminó.
Nos escribíamos cada tanto...
Más que como enamorados,
como dos buenos amigos,
adaptándonos a la realidad
de la distancia...
Con pies en la tierra,
comprendimos ambos que lo mejor
era seguir siendo amigos,
antes de dejar de serlo.
Ella conoció a otro... un extranjero.
Y se enamoró.
Un amor que no he olvidado.
07-11-2018
COMANDANTE DEL ESCENARIO.