Al conocerte me entregaste
unos ojos tristes,
una sonrisa disfrazada
y un corazón herido.
Fue un drama apagado.
Una vida triste sin final.
Una verdad sin luz.
Una frase sin terminar.
Un verso de un triste poema.
A tu mentira sin color.
A tu verdad de tormentas.
A la ternura que te entregue
y que nos enseñó el amor.
Para cuando las penas te invadan,
visita mi alma,
allí tengo un cobijo para ti,
para cuando lo necesites.
De la ternura insurgente,
brotó un intenso acercamiento.
De tus ojos con mis ojos
De tu piel con mi piel
Vergel de cantos y melodías.
Surgir de las almas mensajeras,
de encantos y verbenas.
Muestra lo que tienes
y olvida lo que te recuerde,
el mal que te daña.
Autor: Antonio Encinas Carranza
De: Lima, Perú.
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