Nuestro encuentro
Fue tarde de placer y de locura
de aquel encuentro fugaz y fortuito.
Cuerpos enfrascados en sensual rito
que nos hace perder toda cordura.
Cual soprano de grave tesitura
tu quejido de placer se hace grito
y con suave palabra yo te invito
a llenar el momento de ternura.
Y así vamos buscándonos con besos
en fuego que ya pronto irá en cenizas
y ese fuego que cala hasta los huesos
dibuja en nuestros rostros las sonrisas
y las hojas de nuestros embelesos
ya vuelan voluptuosas y sin prisas.