Acompañame en el viaje, contigo quiero viajar. Tengo una confesión inoportuna, lloré la noche que te fuiste, en el día por la mañana, yo no quería despertar.
Extrañé sutilmente tus dulces maneras de besar, ternura y tristeza eras capaz de combinar, era tu rasgo particular, por eso en las tardes me acostumbre a una que otra lágrima derramar.
Fue locura al caminar, y negación al descansar. Un argumento nuevo he tenido cada día para no dejarte de amar. Es incierto el paraíso, pero inerte la felicidad desde que aprendí a dejarte escapar.
Me heredaste las estrellas y algunos detalles más, ahora he de agradecerte mis raras costumbres antes de hablar. Suspiro a párpados oscuros , intentando tus ojos imaginar.
Es para mi un orgullo decir que tu amor aún vive dentro mío, a una increíble profundidad. Y antes de la huida del indeseado final. Ha sido mi fortuna en tu corazón habitar.