No arrojéis a vuestro diós
como si fuera un puñal
al corazón del no creyente
él comúlga con el hombre,
es su obra excepcional,
para él tras la muerte
no hay ni gloria ni paraíso
terrenal, ni nada en el cielo,
formarémos parte del suelo
o viajáremos con el viento
sobre la superficie del mar.
Pero no afligirse, hay consuelo
aprovechémos nuestro breve paso
por la vida, intentando ser bueno
en la lucha contra el mal.
Ojalá la muerte sea leve
y tengámos cerca la mano amiga
que nos despida con una última
caricia, antes de emprender
el último viaje en el silencio
de una inútil despedida.