Era mi sombra una más
Entre los todos solitarios árboles
que junto a otros siguen solos,
y era yo mi sombra; sombra de mi árbol.
Y cuando salgo del parque
sigo mi sombra y su paso ensombrado
-que no es sino único hado-
hasta que me lleva a la soledad.
Pero agradable oceánico
el que me da el oceánico camino
que sé nunca acabará.
Mi camino es caminar
el infinito paso que mi sombra
va proyectando a mi paso.
Díaz Anula.