Interrogantes.
Dádivas grises, blancas y sin fronteras.
Mi soledad se funde
en dichos y palabras
que no nacen,
que se esconden odiosas
de mis versos.
Vagan errantes,
de impiedades y desolaciones,
padecidas y disfrazadas.
Siento que en una
jornada cualesquiera
se enterrarán en la hondura
de la Eternidad,
tratando de encontrar ciega, la cifra
escandalosa,
que te busca a tí, alma.
Mis ojos ausentes se juntarán
y serán Uno, hechizados,
por un Embrujo solidario
del Vacío y la Finitud que nos espera.
Los brazos entrelazados
que nos unían
se apagarán mutilados
aunque no lo desee.
Mientras,
se encenderán las candelas danzantes
de aceite y fuego.
buscándote a ti, sin arraigo
ni patria,
con el espíritu seco
de los sedientos,
por Soledades y Abismos
entremezclados,
en el mismísimo y negro Infinito,
purgado por estrellas que no conoces, Poeta,
(en el que habito).