La muerte me busca
en los resquicios de mis células
es oscura información desde mis orígenes
quiere ser derrota en mis victorias.
Muero cada día y vuelvo a nacer
así como el día,
como cualquier día
pierde la luz del sol en la noche
y la recupera en el alba que murmura
una silenciosa canción de esperanza.
Vuelvo a nacer en el soberbio ciclo:
la vida me mata,
ha escrito su condena en mi sangre;
la muerte me aviva:
resisto como el condenado
en espera de que su pena sea perdonada,
inútil esperanza del esclavo
que nació con sus cadenas,
inútil afán del amante olvidado
inútil deseo del pobre ante la riqueza.
La muerte teje su tela-muerte,
tiene la constancia de Penélope:
no deja de mirar el mar turbulento
en espera de su amante ya muerto.
Ella juega a la vida con mis huesos
clava su leve puñal que apenas duele
todo hasta el día
en que me llenaré de sombras
para darle la final bienvenida.