Cuánto he de esperar por una alegría,
cuánto he de esperar por tu calor,
tantos años de mi vida, una agonía,
tantas promesas de amor, solo dolor.
Me he mirado en el espejo y no me he hallado,
será acaso que ya no existo y no lo he notado,
o será acaso que si existo pero solo en el pasado
cuando no esperaba nada, solo yo era tu amado.
He agachado mi cabeza porque mis pies no sentía,
he mirado mis manos y las he visto sin vigor.
Quisiera volver a tocar tu puerta, como solía,
y en tu mirada encontrar lo que llamábamos amor.
Hoy camino por las calles sin mover los pies,
una limosna de amor pido sin las manos mover,
siento que ya no estoy en este cuerpo que alguna vez
fue para ti un castillo y yo su rey.
Ya no debo esperar nada, no debe haber dolor,
porque este castillo lejos de ti quedó.
Ahora lo comprendo,
sin ti, muerto estoy.