Agradezco, aquellos
que han dejado abiertas sus ventanas
y dejar penetrar al horizonte fértil,
simiente de poetas clandestinos.
Ustedes no sabían nada de mí.
Sobre el cielo frío, incandescente,
al el primer beso a la luz de la luna.
Los sueños sin registro; nos esperan
en el umbral
de los días pasados.
Las palabras fundiéndose, por la presión tal vez.
Las palabras fueron sucediéndose y
Al intercalarlas, aquello ocurrió.
Horizonte fértil de poetas clandestinos