Los negros tenían dominio pleno
se veían poblando todo el territorio
todo estaba cubierto de color moreno
y el oscuro manto era notorio.
Fueron pasando algunos años
y de repente llegó el primer blanco,
parecía no amenazar al color castaño
y fue hasta risible; no era para tanto.
Pero luego comenzó la diatriba
y dio lugar a la cruenta batalla…
por cada negro que se nos iba,
un nuevo blanco nos llegaba.
El territorio otrora de color negro
se cubrió de blancos por doquier
y a pesar del esfuerzo y el esmero
el negro no pudo florecer.
Esta lucha se libra constantemente
cuando los blancos al final le ganan
y el color plateado se hace evidente
cuando cambiamos cabellos por las canas.