Como una nueva frontera
Cabalgaba las montañas de agua
Cortando el aire para sentirse vivo
El cabecear inapetente de la distancia
Ya parecía un recuerdo
Y cada puerto era el cálido lumbre de humanidad
Anacrónicos y fríos brazos que saludan al horizonte hundido de espuma
Quebrando el borde del mundo junto al canto de las sirenas
Furiosas y tranquilas, amenazantes e imnoticas
Tan minúsculas como un grano de arena
Y tan grandes como la soledad
En tu profunda voz se refugian los sueños del mundo
En la distancia que dura la vida
En el Vaivén erosivo de la espera
En tus manos de nieve arremolinada
Tu abrazo siempre me encuentra