Te amé mucho antes...
de que la muerte
inundara su deceso,
pues eras
una alfombra tenue...
de belleza incalculable,
te deshacías indefinida...
en el bosque de las sombras,
en la fuente inabarcable...
del amor y del deseo,
eras una cómoda
y arriesgada...
luz sin su caricia,
centelleando lánguidamente...
en la palma de mi mano,
donde la rosa,
el lirio...
y el labio caprichoso,
devoraban su mañana
en la fuente de sus horas,
eras apenas
labio maltratado
cabalgado de caricia...
entre pájaros
cantores,
desbocados
de agua y barro.