Calendario vestido de negro descosido,
muro de la ausencia que desconcha la rutina,
recuerdos de invernadero sin riego de afecto.
Canciones que dicen lo que no se habla,
discusiones en tapa,
fisioterapia para amor lesionado.
Absurdo anticipar el futuro sin presente,
desnudar el alma en la tormenta es de suicidas,
dice la chica del tiempo.
Días arrugados desfilan sin noticias
de ese cielo que un día soñamos
con besos desenfrenados.
Quererte es como ennebrar una aguja a oscuras.
Instantes que se vuelven cubitos de hielo
en la memoria del desconsuelo.
Es hora de burlar los semáforos sin frenos,
escribir con los dedos
y desenmascarar el fracaso.
Como dos porciones dispuestas para la cena,
imagen que se proyecta si se sabe amada.
Hartos de repetir curso en el umbral del paraíso.
Encontrarnos donde las mariposas
vuelan sin peligro y no hace falta
esconder el arca del tesoro.
De equipaje,
una piel con memoria, sin heridas
que se desangren.