ODA AL FUEGO
(A David Chicaiza Ayala)
En el principio era el fuego
pero antes que el fuego fue el vacío,
la nada que estaba llena de algo que no podemos ver
y nació el espacio que todo lo llena
y fue cuando el fuego se expandió
violento y con el nació Cronos
el dios del tiempo, el eterno emisario del flujo
el único dios verdadero;
el fuego a su pesar se ha ido expandiendo
en la infinitud del espacio elástico
y el fuego fue el verbo,
la palabra que como todo
está condenada al ocaso.
El fuego fue sangre y vaso sagrado
el fuego es el sol, el aire y la lluvia.
Todo fuego se crea y se apaga,
el hombre robó parte de su esencia
lo domesticó para su salvación:
fuego que lame y consume
fuego que incendia y amedrenta
fuego que salva y calienta
que mata a los enemigos y cuenta historias
en las noches estrelladas mientras se consume.
Es el amor una chispa de fuego
que busca el calor del cuerpo amado,
amor que se ruboriza en el rostro
de los seres simples y mortales.
Es la eternidad que se dilata en los latidos
y llegará el día ¡ay!
que el fuego dejará de ser
cuando el silencio y el frío aliados de Cronos
lo venzan y destruyan la tea definitiva.
Y la expansión será un gran sepulcro
antes de que todo canto se haga silencio,
nada vibrará salvo una oscuridad de muerte:
Cronos llorará su luto y su tristeza
mas sus heladas lágrimas
ante este nuevo vacío emprenderán el camino de regreso
buscando nuevamente el calor primigenio:
habrá un nuevo conteo
la flecha retornará buscando el origen,
el espacio se comprimirá
en un pulso de millones de milenios
para empezar otro rítmica explosión de fuego.
El corazón del misterio dará otro latido certero.