Un cuento quiero contarte
Voy a contarte un cuento que:
Más que un cuento; es una historia.
Si tú me prestas atención a lo que quiero contarte,
rebosarás de ilusión, desearás motivarte,
preguntarás si ese libro tiene una segunda parte;
querrás que siga leyendo hasta que el libro se acabe.
Son historias muy bonitas las que yo voy a contarte,
por eso yo a ti te pido que, en un rincón te las guarde;
que no te olvides de ellas, que son historias reales,
que pueden ser de ese niño o, de cualquiera de la clase.
Cuando llegue ese momento:
¡Me preguntarás un instante!
¿Es una historia? ¿Es un cuento?
Espera a que te lo lea, que mucho ha de gustarte,
la historia que Manolito, quiso regalar a sus padres.
Empieza:
Manolito es un niño que vive en una aldea,
muy pequeña y muy bonita, con casas llenas de tejas.
Tiene en su casa un corral todo lleno de animales
Y va por el grande valle buscando la fresca yérba
que comen los animales cuando él se las acerca.
Antes de caer la tarde, va recogiendo la yérba
que hay por el verde valle, donde ellas van creciendo,
con el agua de los montes bajando por arroyuelos
muy fresquíta y cristalina que riegan los verdes valles.
Cuando el sol ya va cayendo, da de comer a los animales
que están todos recogidos antes de caer la tarde;
cada una en su estancia, para darle de comer
a cada uno su parte;
despidiéndose de ellos antes de entrar en la casa
para abrazar a sus padres.
Se lava muy bien las manos antes de tomar la cena,
que su madre ha preparado en la cocina de leña.
Cuando a dormir ya se va, su padre le cuenta un cuento
como hace cada noche, escuchándolo en silencio,
Manolito se ha dormido; pero se le ve contento.
Soñando está con el cuento que su padre le contó
brincando por esos montes haciendo de buen pastor,
con su perro nube blanca vigilante del rebaño
para evitárle algún daño si llega un depredador.
Ha despertado risueño pensando en lo que soñó,
contándole a sus padres que, él era un gran pastor,
llevando como compaña a su perro nube blanca,
defendiendo con furor en el monte las ovejas
como fiel perro de raza que lleva todo pastor.
Jugando con las ovejas por los prados fresco y verde
ya ha cumplido Manolito la edad para ir a la escuela
y le gusta que le lleven, porque allí también se juega.
Entre números y letras, él se estudia la lección
que le puso su maestro prestando mucha atención.
El empeño que él ponía en estudiar en la escuela,
le servía cada día para aprender la tarea.
Manolito el primer día no se supo la lección
y el profesor le pedía de nuevo, repetición.
Fueron pasando los días y llegó la evaluación,
por no sacar buenas notas, debe aplicarse mejor.
Se fue aplicando Manolito en cada una de sus lecciones,
y ya fueron mejorando también sus evaluaciones.
La lectura era su fuerte, desde que llegó al colegio,
aunque no olvida otros temas, leer siempre es lo primero;
así va pasando el tiempo y Manolito aprendiendo,
porque esa es la forma de poder leer los cuentos.
Cada día va leyendo y aprendiendo su lección
que escribe muy despacito con muchísima ilusión.
Manolito ya está suelto en escribir y leer,
aprendiendo como nadie, deberes que hay que hacer;
toma en sus manos un libro que su profesor le da,
para que él lea un cuento delante de los demás.
Aunque era el primer cuento y estaba algo nervioso
al empezar la lectura, al ser un cuento precioso
lo tomó con mucho esmero por ser su libro primero,
y al terminar de leerlo quedaron todos conténtos
y él, rebosante de alegría.
Manolito fue aprendiendo hasta llegar a gustarle
leer los libros de cuento que le compraba su padre.
Ya leía Manolito todos los días en su casa
al término de la cena, un cuento para sus padres
que había escrito en la escuela.
Se sentía muy feliz cuando contaba los cuentos,
durmiendo todas las noches Manolito muy contento.
Avanzaba Manolito por poner mucha atención
en todos esos deberes que ponía el profesor.
Ya se le viene notando lo poco que se equivoca
cuando hace las tareas, tiene buenos resultados,
obtiene muy buenas notas.
Es… de los primeros en llegar y sentarse en su pupitre,
porque le gusta estudiar y nunca se le ve triste.
Cuando a leer él se pone, se entrega de corazón,
y cuando las cuentas, hace; las hace sin tropezón.
Manolito es un empollón;
estudia siempre un montón,
para sacar buenas notas la próxima evaluación.
Los compañeros le piden un favor a Manolito;
desean que les lea un cuento, aunque sea muy pequeñito.
De pie se pone el muchacho y toma entre sus manos el libro,
respetando como es norma;
parándose como es justo…
en los puntos y en las comas, como se leen los libros.
Es una gloria escucharlo;
todos le guardan silencio;
el respeto se ha ganado, lo mismo que el sentimiento
de todos esos amigos, además de compañeros.
Y por eso está muy alegre y todos están contento,
para escuchar a Manolito leer un hermoso cuento.
Manolito ha terminado muy bien el último curso,
impaciente está esperando las evaluaciones de junio.
Él quiere escribir un libro para contar sus historias;
historia que son de cuentos y se guardan en la memoria.
Manolito está muy triste;
la formación terminó;
ahora debe despedirse aunque con mucho dolor.
Por ésta escuela pasó un portentoso chiquillo
que se llamó Manolito y, maravillado nos dejó.
Menesteo