Bajo la sombra de las nubes rebosantes de vicios. Oh, soy náufrago de tus designios. Estoy vagando contracorriente, intentando alcanzar ese horizonte alabastrino.
Tú, que con dolor me echaste a las fauces de lo imprevisto, tú que me haces ser el rigor de la desdicha. Oh, son tus besos un caluroso céfiro que hacen temblar mi piel.
¡Cómo me gusta tu falta de piedad! Dejándome correr el albur de tus falsas bondades.Has sido conmigo pérfida y desleal , a mis musas has descuartizado y con sus sangres en ornamentados cálices te has Deleitado. Me has invitado al banquete de las vanidades, allí me hiciste saborear la sensación de gloria.Subí al más alto pináculo, cuando estaba alli todo era un obscuro abismo con cruentos colmillos que devoran tu existencia y te dejan sepultado como una mísera mota que se anega en la historia.
Me has hecho caer en la desidia. Y yo, pobre infeliz, tras hacerme caer, anhelaba que aparecerías. Pero otra vez, te ibas como las hojas caducas de árbol en tiempo autumnal. Otra vez, tras darme tu más suculento manjar, y darme la agua más fresca y dulce de cualquier manantial, otra vez te ibas mostrando que había tras tu máscara, ahí es dónde ocultas tu rostro, ahí es dónde ocultas la perversidad.
Ahora tu abyecta presencia me hace desconfiar, me brindas los mejores vinos allende de infinitos placeres, para luego quitarmelos y darme a beber tus sordidas hieles.