De alguna manera lo esperaba;
abrir la puerta y observar tu mirada bañada en culpa,
el silencio seco bastó esa mañana,
ya en tus labios posaba el sabor de otro amante,
ya tu piel erizada respondía a otros besos,
a otro querer.
Y la angustia y el dolor se vuelven uno, y envuelven a dos,
y la ira carcome y el cumulo de sentimientos arrastra hasta
el más desgarrador pensamiento;
Tú mi amada, en mi cama, bajo el manto del amante.