Paso 1: Siéntese cómodamente en una silla y espere que una mosca pase.
Paso 2: Cuando la mosca llegue, cuéntele lo que le aqueja y dígale ese nombre mientras le canta una canción.
Paso 3: Abra la ventana. La mosca lo habrá entiendo y entonces volará muy lejos con la esperanza de no volverlo a encontrar.
Dentro de veintiocho días, el mal de ausencia empezará a desaparecer junto con la mosca. (Por favor, no mate a ninguna mosca nunca más en su vida, tienen una carga y una misión por cumplir. No se vuelva loco, ni deseche cartas o recuerdos porque de esto no se trata el mal de ausencia)
Si nada de lo anterior ha funcionado, repita el paso uno hasta olvidar porqué lo hace... o simplemente, porque es divertido hablar con moscas.