Te vi pasar,
Y con disimulo
Volteaste los ojos
Hacia los ojos míos,
Fué sólo un instante,
¡Me dejaste mudo!
Hoy que lo recuerdo
Tan sólo sonrío.
Se ruborizaron
Tus pómulos blancos.
Tus labios de grana
Cual fresca manzana
¡Jugosa... aquiescente!,
Mostraron las perlas
Que se acomodaban
En su grácil lecho, ordenadamente.
Instintívamente
Bajé la mirada
Hacia el bello valle
De tu cuerpo ignoto,
Y en ese momento
En que te contemplaba,
¡Sentí el corazón
Volviéndose loco!
Me brotó del alma
Decirte: \"adios Reina\"
Y te detuviste;
Fué mas que un requiebro
Y así lo entendiste.
Por horas hablamos.
Hoy, tras muchos años,
-\" ¡te quiero!...\"me dices.