alupego (Ángel L. Pérez)

LIBERANDO LAS CADENAS...

 

Se fueron los tiempos viejos,
cuando era norma el respeto.
Ahora se viste de luces,
pero solo es un reflejo.
Algo que flota en el aire,
pero que se ve de lejos.
Como la nieve en el monte,
que torna en agua sin verlo.

Así se funden valores,
que ruedan al sumidero.
Sin que nadie los detenga,
sin que el mundo ponga freno.
En el ciclo de la vida,
cuando se va consumiendo.
La mirada de soslayo,
ve lo que se va quedando,
como un grisáceo reguero.

Ruedan tiempos de codicia.
De prohombres de mentira.
De promesas de salón,
como almohadones de seda.
De mentes adineradas,
que solo venden quimeras.
Como pompas de jabón,
que se pierden en la niebla.

Sopla el aire envenenado,
por los humos de la hoguera.
De la hoguera donde arden,
el odio y la intransigencia.
En las brasas se cocinan,
y entre los rescoldos quedan.
Son pavesas de desprecio,
que flotan en las conciencias.

El tiempo lava lo sucio.
Pero quedan las guedejas,
de amores deshilachados,
De las victorias a medias.
De los desfiles triunfantes,
con música de opereta.
Andrajos de los hallazgos,
carentes de toda ciencia.

Verdes los valles estaban.
Descoloridos quedaron,
de esas acciones siniestras.
Del Hombre que no renueva,
que no siembra ni respeta.
De la mano ponzoñosa,
que mata aquello que encuentra.
Negros presagios acechan.

El amor se ha desatado,
de las cinchas que le oprimen.
Y a lomos de su corcel,
de verdad y desenfado.
Galopa en pos de los sueños,
que los corazones ciñen,
como anillos de ilusión.
En los florecidos campos.

La vida emerge furiosa,
reventando las cadenas,
que presa entre rejas llora.
Liberando la inmundicia ,
que en sus entrañas la acosa.
A.L.
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