Llevo una cruz en el pecho
y otra en el alma clavadas.
Una marcó mi sendero,
la otra mató a mi calma.
Ambas truncaron mi vida
haciéndola desgraciada.
Van revolviendo una herida
que jamás logré cerrarla.
A medida pasa el tiempo,
cuán fugazmente que pasa,
las cruces que llevo dentro
derribaron mi esperanza.
Mi ilusión es ya perdida,
la alegría es muy lejana,
el amor, se fue aquel día
y tras el, marchó mi calma.
Dos cruces clavadas llevo
en esta historia tan larga,
sólo me queda un deseo...
Que al partir, se esfumen ambas !
Luis A. Prieto
30 de agosto de 2008