Parecen los mismos trinos
los mismos arrullos
el mismo siléncio abajo
la misma algarabía
en los tejados.
Dejaron hace tiempo
de oírse los rezos,
los cipreses siguen
apuntando al cielo
los mirlos se hacen
los dueños del suelo.
Tirso se inspiró para
el Burlador de Sevilla
aquí dentro.
El mirlo llena el claustro
con su canto despierto
y el ciprés es generoso
refugio para los músicos
del silencio.