Llueve barro
Se ensucian coches y parabrisas con polvo del Sahara
Polvo viajero
Polvo bereber
De la arena de tambores y caminantes
De la arena pisada por niños sedientos
Llueve el suelo de África en occidente
Y arrancamos los motores con su aire
Su esencia
Su petróleo
Realmente es la historia interminable
El cuento que no nos contaron de niños
La “fábula” de los que trabajan por aquellos que explotan
Explotan bombas en desiertos lejanos, pero cerca de tantos
Y mientras tanto llevamos nuestro vehículo a limpiar
A quitar la suciedad
Como siempre, borramos la huella de todo aquello que nos recuerde tan terrible realidad
Cerramos los ojos y damos un lavado de cara a todo lo feo, atrasado
Cerramos los ojos al ver noticias, fotografías y documentales
Nos cegamos entre objetos materiales y privilegios del supuesto primer mundo
Habitamos así la eterna oscuridad del desconocimiento
Del olvido de nuestros errores
Puesto que es fácil sedarse con excesos
Y evitar la carencia ajena
Y seguirá lloviendo barro
Y seguiremos denigrando culturas
Continuará el estado de superioridad así como el trecho que nos separa de la arena y el hambre
Continuaremos aislados en otra burbuja insonorizada
Nos haremos los sordos y cerraremos fronteras a familias enteras
Pero en el momento de la verdad
Cuando se nos acabe el chollo y ya no importen ni días, ni dinero, ni energías
Entonces se conocerá quiénes destruyeron
Quiénes lucharon
Quiénes amaron sin importar etnias ni religiones.
Y cuál fue el primer y último mundo.