Y se abrió la puerta, en un descuido,
de ese aula que contuvo nuestros sueños,
y nos hizo sentir que éramos dueños,
del amor más grande que ha existido.
Las pasiones que aún se leen en los bancos,
son un trozo de la vida en un espejo,
que adolecen, del olvido, en otros ojos,
los que miran, nuestra historia muy de lejos.
Nunca pude entender porque esa tarde,
de repente, se borraron, los demás;
solo tu alma y la mía se encontraron,
en un tiempo de amor y eternidad.
Un destello de tus ojos en los míos,
fue el instante más sublime de mi historia,
no podemos decir que fue el azar,
lo que aún atesoro en mi memoria.
La frescura de tu imagen me atormenta,
y a la vez, ilumina mi esperanza,
y ya siento que la vida no me alcanza,
para amarte en el tiempo que no cuenta.
¿Nuestro encuentro fue artilugio del destino?
¿Fue tal vez un capricho que forzamos?
¿Por qué sigo tomado de la mano,
de ese Dios que pusiste en mi camino?