La mañana primeriza...
se inundaba de azucena,
desnudada en mil cristales...
mi corazón reverdecía,
entre labios de amapola...
en la aguas del Guadiana,
desgarrado en sus hinojos...
tu mirar se desnutría,
de esmeralda
rubialba...
era el aire de la sierra,
traspasado
en su donaire...
mi pasión se consumaba.