Lobo y Búho se encontraban
contemplando la luna llena:
hablaban alegremente,
viejas cosas recordaban...
quizás ésta sería
la última vez que verían.
El lobo tomó la palabra,
algo al búho quería decir;
un consejo quiso darle,
entonces, le habló así:
Volá, volá alto,
pero no olvidés quién sos;
no dejés que te cohiban
ni que repriman tu yo.
Sé feliz, siempre,
viví eternamente alegre;
no dejés que los problemas te agobien,
no permitás algo te enoje.
Perseguí tus sueños,
nunca los abandonés,
aunque te digan que no podés,
aunque rendirte intentés:
mantenéte siempre en pie.
El día que no podás con algo,
o no lo logrés entender,
o en algo te equivoqués,
no pensés en retroceder:
de estas experiencias hay que aprender.
No te preocupés por cosas vanas,
amor, dinero, sexo ni poder,
todo llegará en su momento:
mantené firme tu fe.
La luna velará tu destino,
te pido no la olvidés
y que cada que la mirés
estas palabras recordés.