A plus tard,
fue la última palabra que susurramos,
en el balcón aquel del colegio secundario,
al caer la brisa en el mantel
del cafetin dónde compramos,
el café del atardecer
y unos panecillos para recordarnos,
cuan frágil es el tiempo
para dos adolescentes enamorados,
¿sabes..?
han pasado por aquella mesa
muchos comensales sin pensarlo
y por aquel balcón
dónde quedó nuestro mejor recuerdo
hay también nombres pintados,
curioso es ver la juventud
tratando de preservar algo,
cuando un recuerdo puro
y las palabras precisas son el mejor relicario,
de un amor de juventud
en estos tiempos ufanos
y recuerdo que al unísono pronunciamos
aquella nota del corazón
como una promesa del poemario,
a plus tard mon amie
volveremos a encontrarnos...
GAGV
15-11-2018