El futuro es incierto,
el presente es efímero.
El pasado fue fuente,
de fluidos momentos.
Y en el instante mismo,
que medita el sujeto.
El presente es pasado,
y el futuro un secreto,
del presente disuelto.
Quedan en las orillas,
los ponzoñosos restos.
La inestable corriente,
que navega sin tiempo.
Y en la masa incorpórea,
del líquido elemento.
Los nocivos vapores,
secuestran los cerebros.
Como mallas etéreas,
que atrapan pensamientos.
La vida los arrastra,
como animales yertos.
Ateridos de ausencia,
como sin voz ni cuerpo.
Van dejando un rimero,
de cuitas y recuerdos.
Alfombrando los campos,
de peligrosos restos.
Y en la loca carrera,
de quien llega el primero.
En el camino quedan,
desgajados los miembros.
Se recuerdan las formas,
pero se olvida el fondo.
Donde nace la esencia,
que recubre los huesos.
Los huesos que sostienen,
la grasa que conforman,
ideas y pensamientos.
Y el sentimiento hondo,
que se abraza a los cuerpos.
Como caricias sabias,
que entienden el concepto,
y ordenan las entrañas,
que se revuelven dentro.
El incierto futuro,
que al presente se lleva.
Juzgará sin dudarlo,
los nefastos errores.
Y la frente marchita,
de silencios cuajada.
Revelará la sombras,
como una sima abierta,
en su profundo cuerpo.
Al pasado se torna,
con cada pensamiento.
Y el instante de ahora,
es pasado al momento.
Cada instante es precioso.
Un regalo del tiempo.
Emocionado beso,
que acaricia el momento.
La cálida caricia,
que hace al rostro más bello.
Un suspiro de alivio.
Un sutil sentimiento.
Una fracción de aurora,
que ilumina el recuerdo.
Un susurro de amor,
que se guarda en secreto.
A.L.
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