Caminabas desprevenida
al paso de tu elegancia
tus caderas contorneabas
luciendo bella estampa.
Eras un río suavemente
viajando por la morada
agitando esos senos
Como abanicos brillantes.
Tal vez cuenta no diste
como te devoraba
haciendo un loco empeño
me atravesé en tu mirada.
Que genio ondeo tu cuerpo
y esa penetrante mirada
para volverme loco
con tu sonrisa elevada.
Sé que me eres imposible
un rayo mejor me parta
te has cruzado en mi senda
y terminas de acabarla.
Inestable me has dejado
mis sentimientos en la nada
solo me queda esperar
el milagro de tu mirada.
La suavidad de tu piel
se adivina encantada
mis manos se deslizarán
moldeando curvas grabadas.
Tu pelo entre mis manos
serán maravillosa hilada
donde te construyera
una preciosa falda.
No me he de derrotar
el que no lucha no gana
pues el cielo he de subir
donde se esconde tu alma.