Intento ser fuerte, nadar contra corriente.
Pero el mar siempre me arrastra,
hacia afiladas rocas en la superficie.
Se crean de mis lágrimas olas enormes,
y como un naufrago, me pierdo en el horizonte.
Mis brazos, como un lienzo lleno de cicatrices,
reflejan una parte de heridas de mi alma.
Un gran corazón, que lucha por latir con fuerza,
unos pulmones que gritan a base de susurros,
unos ojos demasiado cansados de abrirse.
Una soledad que parece que nadie entiende,
acurrucándome en mi oscuro regazo, solo.
Veo mi hogar en llamas, y no sé qué hacer.
Solo veo mi corazón, a un niño pequeño arder.
Nada de esto es lo que esperaba al final ver,
cuando lo único que quiero es descansar en paz.