Camino despacio, lentamente
¿para qué correr? No queda nada,
aquellas piedras no estaban ayer,
hoy… no quiero pensar si acaso esconden,
la tumba de alguien que quedó atrás.
Ando despacio, no puedo correr…
debo mirar cada uno de los rincones
que deje ayer…
Ahora ya no quedan ni flores,
han muerto también…
Los gases regaron jardines y almas,
arrasaron… mataron, difícil entender
No veo niños, ni escucho sus juegos,
sus risas, sus llantos de infancia…
¿Qué queda pues?
La tierra quemada, las piedras amontonadas,
sin ningún quehacer ¿por qué?
¡¡Me pregunto una y otra vez!!
¿Hasta cuándo durará pues????
No me quedan más lágrimas,
ni gritos y menos palabras…
Mientras camino por ese sendero
de pequeñas pisadas que ahora ya sé
¡Nunca veré crecer!