Hugo Blair M.

Despedida

 

¿Te acuerdas cuando íbamos a la fuente?

ese gran manantial de azules aguas

y esbeltos cisnes de plumaje blanco,

e incluso habían otros de cuello negro.

 

Cuando jugaban cansados se iban

todos apilados a descansar;

su trinar melódico en lira y canto

el que ya no alegra mi soledad.

 

La muerte que a los cuerpos no exonera

con melodioso canto se liberan,

un coro de alegría en el ambiente

queda, y el cuello largo se doblega.

 

Los fieles cisnes que su amor entregan

a su pareja, y hasta la muerte aman,

es su destino el insólito vuelo

como tú y yo, que hoy nos despedimos.

 

Hugo Blair M.

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