¿Me pregunto Ruiseñor porque callas,
hoy que quiero de amor hablar contigo?
¿Será que te han robado el abrigo,
que provoca que hoy sin pensar te vayas?
Vuelve tu trino a tu sombrío nido.
Vuelve a cantarle a la plateada luna,
que sumerge su rostro en la laguna
y busca tu sombra, que hoy se ha ido.
Abre tus alas ruiseñor hacia la luna.
Abre tu triste pecho adolorido,
canta; despierta el corazón dormido,
de este amor, que hoy llora su fortuna.
Envuelve tu garganta que atesora,
las notas melodiosas de aquel jardín,
donde la rosa con luz embrujadora,
abre presurosa sus labios de carmín.
Esperando ver tu rostro adormecido,
que cae cual granada mal herida,
sollozando entre las ramas tu partida,
trina ruiseñor tu canto adolorido.
Levanta el vuelo de tu canto fino,
hasta las nubes vestidas de ocaso,
desviste la rosa que se abre paso,
como frondoso río cristalino.
Duerme la noche en alas del ruiseñor,
mientras del crepúsculo las entrañas,
encendían las miradas tan extrañas,
de su canto que muere de flor en flor.