Evardo

SOLO LA MUERTE

No bastará el ímpetu de la fria lluvia inclemente,
ni la fuerza destructora del volcan será suficiente,
tampoco alcanzará el rigor de la canícula más fuerte,
ni la sombra, ni la soledad, de la noche más silente.

 

No podrán el tiempo, ni el olvido borrar de mi mente,
el recuerdo de tu tierna mirada, de tu boca candente,
de tu tez limpia, suave, diáfana, de mácula ausente,
de tu brillante inteligencia, de tu clara mente.

 

Para olvidarme de ti y que la pena me atormente,
tendrá que el reloj del tiempo ávidamente,
volver hasta el día que me permití quererte.

 

Y aunque a nacer volviera nuevamente,
ni el destino me impediría otra vez conocerte.
Para olvidarme de ti, ahora, sólo bastaría la muerte.